lunes, 30 de marzo de 2015

Vicente Lacambra Serena, un escritor nacido en Palo.


 Vicente Lacambra Serena nació en Palo el 18 de enero de 1876. Aunque por sus apellidos bien pudiera pensarse que era descendiente de alguna de las casas del lugar, lo cierto es que el hecho de su nacimiento en Palo se debió a que su padres (el padre era natural de Arro) residían allí de manera temporal.


Vicente Lacambra Serena
Vicente Lacambra (foto: Fundación Pablo Iglesias)
 En 1904 trabajaba como empleado de Consumos en el Ayuntamiento de Barcelona, empleo que pudo haber conseguido gracias a su amistad con Manuel Compte Porta, alias Nelo, quien, además, le introduciría en los ambientes más turbios de la noche barcelonesa. Nelo era lo que se conocía en la época como un guapo o pinxo, ya que ejercía de matón para el Edén Concert, uno de los locales nocturnos de la ciudad. Además contaba con apoyos en el mundo de la política ya que también hacía "trabajos" para el Partido Liberal Conservador, lo que le permitía delinquir con total impunidad. Hay que decir que en la Barcelona de aquellos años el ambiente del hampa y el de la política estaban muy entreverados puesto que políticos, empresarios y caciques se servían de matones para extorsionar, amedrentrar o eliminar a sus adversarios.

 Metido en este ambiente, Vicente Lacambra, alias Vicentet, se vería envuelto en uno de los casos de asesinato más famosos de la época, el del Aragonés, otro matón, nacido en Almonacid de la Sierra (Zaragoza) y afincado en Barcelona. Su verdadero nombre era Nicolás Gálvez Martínez, pero lo había cambiado por el de Gregorio Brau para no avergonzar a su familia. El Aragonés era enemigo declarado de Nelo, a quien había amenazado de muerte en varias ocasiones. La noche del 8 de marzo de 1904, El Aragonés, se presentó en el Edén Concert con el objeto de provocar a Nelo, pero fue expulsado del local por un guardia municipal. Nelo, supuestamente acompañado de Vicente Lacambra, salió tras él y le disparó con una pistola en la calle Arolas. El Aragonés  se refugió en la chocolatería La Mallorquina, pero de nada le sirvió, pues Nelo y su acompañante entraron en el local y, tras un forcejeo, acabaron con su vida.

 Nelo fue detenido con el cuchillo todavía manchado de sangre en sus manos, pero Vicente Lacambra no sería apresado tras el suceso, sino que a la mañana siguiente se presentó voluntariamente en el Gobierno Civil para intentar demostrar su inocencia, apoyado por la declaración de Nelo, que le exculpaba del crimen. De nada le sirvió, ya que ingresó inmediatamente en el calabozo. Tampoco a Nelo le sirvieron en esta ocasión sus contactos en las altas esferas políticas.


Vicente Lacambra Serena
Vicente Lacambra y Nelo tras el juicio. Foto: Archivo de ABC

El suceso fue muy comentado en la época, y el juicio, que comenzó el 13 de junio de 1905 en la Audiencia de Barcelona, suscitó gran expectación en la capital catalana. La defensa de Vicente Lacambra insistió en la inocencia de su defendido pero la sentencia del Tribunal fue implacable: pena de muerte para Manuel Compte Porta, alias Nelo y cadena perpetua para Vicente Lacambra Serena, alias Vicentet. Tampoco tuvo el efecto deseado una carta escrita por el hermano de Vicente Lacambra en la que se autoinculpaba del asesinato. Los periódicos de la época calificaron esta carta como "una burda combinación para conseguir la revisión de la causa" y todos, sin excepción, señalaron a nuestro personaje como cómplice del asesinato, aunque las pruebas contra él no fueran concluyentes.



 Vicente ingresaría en el Penal de San Miguel de los Reyes, en Valencia, para cumplir su condena y desde ese momento no cejaría en el empeño de demostrar su inocencia. Sus argumentos y el tesón con el que los defendía debieron convencer a la intelectualidad de la época, pues se creó una comisión para solicitar su indulto. Esta comisión estaba encabezada por Jacinto Benavente y contaba con el apoyo de personalidades de la talla de Azorín, Benito Pérez Galdós, Mariano de Cavia, Eduardo Marquina, José Ortega y Gasset, Eduardo Zamacois, Luis de Zulueta o Joaquín Dicenta.

 Tras una reunión de la comisión con el Presidente del Gobierno, Eduardo Dato, el 16 de diciembre de 1913 Alfonso XIII firmaba el indulto de Vicente Lacambra Serena. La casualidad quiso que el anuncio del indulto coincidiera con el estreno en Madrid de La Malquerida, una de las obras de teatro más aclamadas de Jacinto Benavente. Esa misma noche el dramaturgo declaró que le complacía más la noticia del indulto de Vicente que el éxito obtenido por su obra.


Vicente Lacambra Serena
Reportaje en Mundo Gráfico tras el indulto de Vicente Lacambra



 Además del favor con el que contó su causa en el mundo de la cultura, otro hecho importante contribuyó a que Vicente sobrellevara su condena: en el locutorio del presidio conoció a Josefa Royo, una joven de la que se acabaría enamorando y con la que contrajo matrimonio en la iglesia del penal. La prensa de la época también se hizo eco del idilio y Eduardo Zamacois les dedicó un conmovedor artículo en la revista Nuevo Mundo. Asimismo, Mundo Gráfico publicó un reportaje con álgunas imágenes de Vicente en prisión.

  Vicente Lacambra obtuvo el indulto, pero ni él ni los que apoyaron su causa quedaron conformes del todo, ya que no se le exculpaba del crimen cometido. Tras el indulto intentó, sin éxito, la revisión de su causa. En un artículo publicado algunos años después en el diario progresista La Libertad, nuestro personaje escribiría lo siguiente:

"Se me concedía gracia, a mí, que no había podido obtener justicia. Se me perdonaba, cuando, en realidad y en justicia, el único que debía perdonar era yo. Tristísima paradoja, sangrienta paradoja,  que aún llevo clavada en el alma."

  Poco tiempo después de ser indultado escribió sendos artículos en El País y Heraldo de Madrid para agradecer el apoyo prestado a su causa, y en 1916  publicó su primera obra, titulada Mi calvario. Diez años de un inocente en presidio (1904-1914), prologada por Jacinto Benavente. A ésta seguirían Yo no mato (1922), Amor y trabajo (1923) y El supremo juez (1924). Parece ser que, en total, escribió alrededor de una veintena de obras de teatro, aunque la mayoría quedaron inéditas.

 Además de su faceta como escritor y periodista, Vicente Lacambra fue un hombre de fuertes convicciones políticas y sociales. Tras el indulto fijó su residencia en Mislata (Valencia) y en 1920 comenzó a trabajar como auxiliar de la Inspección de Trabajo en la capital levantina. Perteneció a la Agrupación Socialista y a la Federación Provincial Socialista de Valencia, y en 1931 pasó a formar parte del Comité Nacional de la Unión Nacional de Dependientes Municipales, federación adscrita al sindicato UGT. Durante la guerra civil desempeñó varios cargos políticos: Consejero Provincial, delegado de la Dirección General de Aduanas en la zona Centro-Sur-Levante y vocal del Tribunal de Alta Traición, Espionaje y Derrotismo de Alicante.

 Tras la Guerra Civil, y por haber pertenecido al bando perdedor, se vio obligado a emprender el duro camino del exilio. Finalmente recaló en México,  a donde llegó en mayo de 1942 a bordo del buque Nyassa. Allí se convirtió en asiduo colaborador de la publicación Adelante, Órgano del Partido Socialista Obrero en México y fue miembro destacado de la Agrupación Socialista Española en dicho país

Falleció en Culiacán-Sinaloa el 3 de abril de 1959.